Las ventanas de aluminio aguantan muy bien las inclemencias del tiempo y la suciedad, pero si queremos que su aspecto se mantenga intacto con el paso de los años, casi lo más importante es que cuando limpiemos la carpintería metálica, lo hagamos de una manera correcta y sobretodo que lo hagamos sin utilizar productos abrasivos. Los productos abrasivos tipo amoniaco, limpian excesivamente bien la suciedad de las ventanas, pero también es muy fácil que dañen permanentemente el lacado de la carpintería generando manchas.
1. LIMPIAR
Un producto sencillo y adecuado para quitar la suciedad del aluminio de nuestras ventanas y puertas, sería una mezcla de agua y jabón o detergente neutro, la aplicaríamos con un paño suave que no deje rastro de pelusa, frotando sin ejercer excesiva presión sobre el aluminio, para no dañar el lacado con el calor del frotamiento.
2. ACLARAR
“Aclarariamos” el aluminio con un segundo trapo humedecido en agua
3. SECADO.
Terminaríamos secando los perfiles de aluminio con papel de cocina o un paño suave y seco.
4. MANCHAS REBELDES.
Para la suciedad más resistente, podríamos hacer otra mezcla de agua con una participación muy baja de alcohol incluso amoniaco, pero inmediatamente después de quitar las manchas debemos repetir el proceso de pasar un trapo mojado en agua y posteriormente secarlo con papel o un trapo suave.
5. ¿Cómo quitar o disimular las rallas del aluminio de nuestras ventanas?
Aquí tendríamos que utilizar productos más específicos como lacadores o cera para coches, previa limpieza de la superficie a tratar ( con los procesos anteriormente explicados). Lo mejor es utilizar un reparador para lacados de aluminio, sino puede encontrar ninguno venga a nuestra carpintería metálica y le prestaremos uno.
A continuación un vídeo práctico de «hogar útil» de cómo limpiar limpieza de ventanas de aluminio: